La nutrición sana se educa en la familia
Cuando educamos a los hijos, independientemente sobre qué área de la vida, estamos transmitiendo valores. En esta ocasión vamos a tratar la importancia de educar en una nutrición sana. De la mano de Elisa Álvarez Vidales vamos a descubrir esos valores y los beneficios de cuidar nuestra parte más física desde pequeños, empezando por transmitir este aprendizaje desde la familia.
Elisa es Naturópata Colegiada por Fenaco No. 3464. Profesional titulada en Naturopatía Alimentaria, Acupuntura y Osteopatía entre otras, además de graduada en Coaching Sistémico Familiar y Educativo en nuestro centro. Ha impartido talleres de nutrición y cocina saludable. Le encanta la alimentación consciente y la cocina vegetariana, para ella es muy importante la educación en la salud a través de la alimentación.
Ella nos comenta lo siguiente: “Espero aportar un poquito de consciencia al tema nutricional. Disfrutad y animaos a hacer cambios que puedan aportaros bienestar.”
La nutrición sana se educa en la familia.
Nuestro cuerpo mente y espíritu requieren de cuidados, y así como tratamos a nuestro cuerpo, de este modo enseñamos a hacerlo a nuestros hijos. El cuidado de nuestro cuerpo físico necesita entre otras cosas de suficientes horas de sueño, un descanso profundo y reparador, una buena dieta, hidratación, abrigo, horarios, ejercicio e higiene.
Y cuando digo una buena dieta, me refiero a una dieta equilibrada, que consiste en alimentos no sólo comestibles sino ricos en nutrientes, tomados en la cantidad adecuada y con la asiduidad requerida. La importancia de los horarios en la alimentación también juega un papel importante en nuestra salud, el respeto de unos biorritmos.
En la educación de nuestros hijos también se incluyen los hábitos alimenticios, por lo que será importante inculcar estos desde una edad temprana. De este modo les transmitiremos los valores del cuidado, bienestar, la salud, el equilibrio, la buena gestión personal, que les ayudará a quererse más, tener una buena autoestima y ser personas más equilibradas interna y externamente. Esto les generará una imagen positiva personal, ya que los buenos hábitos les llevarán a sentirse más atractivos, porque cuidar la alimentación ayuda a tener una silueta más proporcionada, una piel y pelo de aspecto más sano, fuerte y brillante, proporciona más energía y mayor equilibrio mental y emocional.
También cabe destacar la importancia de las normas con respecto a la comida. Aunque en este aspecto, como es habitual, la mejor estrategia es un buen ejemplo. Un niño difícilmente comerá verdura si tú no comes. Obligarlo solo le llevará a aborrecerla.
Por esa razón es importante enseñarles, darles información para que creen un criterio de salubridad, más que intentar la obediencia de forma ciega ante la consigna: “Comete todo lo que hay en el plato”. En muchas ocasiones las cantidades que los padres ponen en los platos es muy superior a lo que realmente un niño necesita para alimentarse. Por lo tanto, revisa primero tus parámetros y que no haya creencias heredadas.
Para evitar una futura obesidad y conseguir un cuerpo saludable puedes ayudarle de esta forma:
– Empieza por cuidarte tú, ten buenos hábitos y enseña con el ejemplo.
– Anima a tus hijos a probar nuevos alimentos, es decir, enseñales a educar su paladar, ya que eres tú quien le puede educar en diferentes direcciones: hacia los alimentos sanos y nutritivos, que nos dan energía y mantienen una buena salud o hacia alimentos de escaso valor nutritivo y de componentes dañinos para nuestra salud que nos pueden llevar a enfermar.
– Establece unos horarios de comidas y no fomentes el picoteo en exceso entre horas. Si se da el hecho, mejor de forma excepcional y controlando qué tipos de alimentos.
– Muéstrales la importancia de hidratarse, da información necesaria para que comprendan que beber agua es vital para que su organismo funcione bien, ya que somos un 80% agua. A veces olvidamos este hábito por falta de sed o porque nuestro ritmo de vida es acelerado.
En resumen, es bueno encontrar un equilibrio entre los hábitos y normas establecidas y la flexibilidad, porque como ya sabéis todo lo que se prohíbe o controla en exceso al final es una invitación a saltarse las normas. No siempre nos va a gustar lo que demandan comer, aunque saltarse de vez en cuando las normas y ser permisivos nos ayudará después a negociar con los alimentos que menos desean comer.
También sería bueno preparar los alimentos de una forma que luzca atractiva para ellos estéticamente hablando. Las verduras, por ejemplo, tan rechazada a veces, si les entra por los ojos, mejor, igual como nos pasa a los adultos. Hacer distintos tipos de combinaciones al cocinar a ver de qué modo les gusta tal o cual alimento más en lugar de tirar la toalla a la primera. Es cuestión de paciencia e insistir. Hay alimentos que rechazamos por su sabor o textura pero que con el tiempo nos acaban gustando o incluso chiflando, esto es educar el paladar.
El alimento tiene que ver con la madre y con la vida, si les enseñamos a disfrutar la comida, les ponemos en contacto con la vida.
Siempre va a haber distintas inclinaciones por alimentos o sabores según los niños, unos van a tender al dulce, pues preocupémonos de cubrir su necesidad de dulce con alimentos sanos que aporten este sabor, otros niños tienden al salado, otros al sabor ácido, y esto no es un mero gusto, es porque su organismo está pidiendo alimentos de este sabor que están relacionados con órganos o emociones que están en desequilibrio y demandan este tipo de alimentos.
Ahora bien, ¿cómo podemos educar a nuestros hijos sobre alimentación? Principalmente ellos nos imitan, así que debemos ser el mejor ejemplo a seguir. ¿Y cómo sabemos si nos estamos alimentando de forma adecuada? Quizá no nos han educado a este respecto, no tenemos toda la información, no nos ha llegado porque en nuestros tiempos apremiaba más cubrir otro tipo de necesidades. Pero a día de hoy, sí tenemos mucha información disponible, la cuestión es saber elegir la adecuada ya que podemos encontrar distintas teorías y también detractores. Entonces ¿a quién hacemos caso? Es importante seleccionar una fuente fidedigna o acudir a un profesional especializado en nutrición.
Estudiar y hacer este tipo de cambios, lo sé bien por experiencia personal, requiere de un mínimo tiempo, energía, interés y alegría. Hay personas que dicen no tener tiempo, sí dedican tiempo a su trabajo, a sus hobbies, a otras personas, y…tu salud, ¿dónde queda tu salud? Qué ocurre si tienes todo esto pero pierdes tu salud, enfermas de vez en cuando, no descansas bien, andas agotado tomando cafeína para tirar por el día, tienes dolores o molestias, te sientes irritable, menos paciente, estresado mentalmente y esto se va arrastrando y acumulando; ¿te gustaría mejorar tu bienestar y calidad de vida?¿ te gustaría sentirte fuerte, vital, con energía, ligero, descansar bien, tener buen humor?, ¿te gustaría transmitir esto a tus pequeños? Que ellos se sientan vitales y puedan estar concentrados en su jornada escolar, que disfruten y descansen bien, que estén saludables… Porque sí, es posible.
Puedes hacer cambios para mejorar tu vida y tu salud, paso a paso y poco a poco, leyendo, tomando conciencia, haciendo algún curso, dedicando atención a la hora de seleccionar los alimentos que vas a consumir al hacer la compra y cocinar. Además, la cocina del día a día puede ser sencilla y sana, no tenemos por qué complicarnos la vida, esto ya va en función del tiempo del que dispone cada uno y del gusto por la cocina.
Así pues, si quieres educar en salud, bienestar y cuidados, comienza por hacerlo contigo, quiérete, mímate, y enseña a tus hijos a hacerlo para que sean más felices.
Ahora, puedes hacer una cosa, piensa cuáles son tus valores respecto al cuidado en alimentación, como quieres transmitirlos a tus hijos, y toma conciencia de si sientes la necesidad de añadir alguno, hacer algún cambio, reeducarte o reeducar a tus hijos.
Muchas gracias por este artículo, Elisa. Somos lo que comemos. Un abrazo.
Gracias Raquel.
Excelente artículo
Pensemos
como quiero que Mi hijo se sienta cuando crezca ?
saludable y feliz