¿Conectas con tus alumnos?
por Susana García Gutiérrez (directora de Centro Fames y creadora programa Coaching Sistémico Familiar y Educativo)
¿Conectas con tus alumnos? La capacidad comunicativa y la docencia.
El proceso de enseñanza-aprendizaje tiene mucho que ver con la capacidad comunicativa, especialmente de quien imparte la materia. Al igual sucede con nosotros los coaches, es imprescindible conectar con el cliente, conseguir esa confianza que le permita abrirse para dar paso a la transformación posterior que conlleva un aprendizaje sobre sí mismos. Sin esa conexión no hay coaching que se sustente de igual forma que sin ella el aprendizaje del alumno puede ser tremendamente complicado. Por eso te pregunto, ¿conectas con tus alumnos?
Siguiendo con este hilo, conectamos con unos y no con otros. Eso sucede tanto en el coaching (que no es enseñar sino acompañar) como en la educación, en la escuela u otros ámbitos. Por tanto, un profesor puede “llegar” completamente a unos alumnos mientras que no consigue ese objetivo con otros. Yo, concretamente, he vivido esa experiencia con mi faceta como formadora en diversas ocasiones, tanto en conferencias presenciales como virtuales. Por esta razón me gusta en ocasiones, por ejemplo, realizar ponencias con otras personas algo diferentes, así llegamos y conectamos con públicos distintos.
Tu mapa mental y tus creencias, como docente, van a definir tu relación con el alumno
Retomando entonces la enseñanza y la educación en la escuela. Esa conexión que el profesor puede tener o no con sus alumnos, llegando a través de su comunicación, sea esta verbal o no verbal, va a incidir directamente en la relación. Esta, a su vez, se ve influenciada por las percepciones de cada uno, profesor y alumno. La percepción es personal, depende de nuestras emociones así como de los pensamientos (o ideas preconcebidas) sobre cómo han de ser las cosas. La relación profesor-alumno, entonces, va a depender de la percepción de ambos.
Lo que decimos no es siempre lo que se interpreta. Uno de los grandes retos de esa conexión es ese precisamente, conocer nuestros mapas mentales propios para comprender que nuestra interpretación puede estar cerca de los hechos o a años luz de ellos. Así como la capacidad para entender y aceptar que “el otro” tiene otro mapa diferente. Esto sucede en ambas direcciones, claro que es al profesor a quien le corresponderá en primera instancia ser consciente de ello pues es la persona que va a impartir una determinada materia.
El efecto pigmalión da buen ejemplo de esto, ya que según sea tu interpretación (en base a tus ideas prefijadas y tu sentir) de cómo es un alumno así será tu comportamiento e implicación con él y esto influirá de una forma directa en su desarrollo académico.
Así pues, las emociones que nos suscitan las personas con quienes nos comunicamos y la forma utilizada en esa comunicación son dos variables importantes, repercutiendo directamente en el resultado obtenido (el aprendizaje).
La comunicación es real y efectiva si así lo demuestra su resultado.
La comunicación no es solamente aquello de mensaje emitido y recibido. Es un proceso donde intervienen de forma activa la traducción mental de ese mensaje influído por las emociones. Es real y completa cuando es efectiva y positiva, es decir, cuando puede corroborarse que ha llegado realmente el mensaje que se pretendía transmitir. Esto hace necesario medir el resultado. Si da el resultado esperado, en este caso, se produce la conexión, en caso contrario no existirá esta. El resultado esperado en el aula es que el alumno aprenda ahora bien va a influir tanto su percepción del profesor, como la de este por su alumno. Si uno no cree en el otro o viceversa tenemos un proceso de transferencia de conocimientos ya viciado.
Por esta razón, la forma de comunicar de un profesor puede conectar con unos alumnos determinados y con otros no. Puede que los alumnos confíen más en un docente que en otro por sus meras características. También un profesor puede confiar en las capacidades de unos alumnos y no en la de otros. Existen de hecho grandes docentes que tienen la capacidad de conectar con alumnos de diversas características. En otro post os contaré sobre la PNL (Programación Neuro-Lingüística) y las percepciones.
Enseñar a otros está estrechamente ligado a su aprendizaje tanto como al nuestro.
Ahora bien, cuando este tipo de situaciones se repiten de forma continuada, cuando algún docente no consigue conectar con una mayoría estimable de alumnado, quizá sería el momento de verificar si existen estrategias o necesidades a trabajar como adulto para mejorar la comunicación. Además, será también positivo revisar las creencias y paradigmas personales para ampliar el mapa mental y, por consiguiente, abrirse a otras visiones y formas de hacer.
Tampoco quiero dejar fuera el hecho que existirán situaciones inversas, sea el alumno quien tenga dificultades con una mayoría de profesores. Ahí entraríamos en otro terreno que daría para otro artículo, pues tendríamos que revisar la relación familia-escuela, las bases educativas de ese alumno en sus primeros años y algunas cosas más. En este caso, me he centrado en la capacidad de conexión que va desde quien da a quien recibe, en este caso totalmente unidireccional como principio sistémico.
Como madre, como formadora y también como coach es mi tarea buscar la forma de conectar con quienes son importantes en cada uno de estos roles y en las relaciones que establezco con ellos, sean mi hijo, alumnos o clientes. Si esto no sucede, es nuestra responsabilidad como adultos hacer autoreflexión y toma de conciencia para resolverlo.
Para terminar, te vuelvo a preguntar, ¿conectas con tus alumnos?, ¿con la mayoría? ¿podrías mejorar esa comunicación?
Que importante es tomar en cuenta el mapa mental de las personas y los roles por que a veces es complicado manejar esto.
Así es Vilma, es una tarea laboriosa que requiere de tomar mucha conciencia. Y aún así, muchas veces fallaremos porque somos humanos. Gracias por tu comentario.